El diseño de centros de distribución es una especialidad poco conocida. Quienes nos dedicamos de forma exclusiva a esto, gozamos de la ventaja de contar con muy poca competencia (por no decir ninguna, sino trate de responder la pregunta del título), pero con el gran desafío de diferenciarnos de una gran cantidad de sustitutos.
Empresas constructoras, proveedores de edificios industriales, fabricantes de estanterías metálicas, importadores de autoelevadores y hasta desarrolladores de programas de gestión de depósitos, son las primeras referencias de consulta (y a veces las únicas) para la mayoría de las empresas a la hora de tomar decisiones de cómo construir, equipar y operar sus depósitos de mercadería. Exagerando un poco, para que quede claro el concepto, es como preguntarle al vendedor de muebles como diseñar su casa.
Una de las posibles razones para esto es que cuando se piensa en un depósito de mercadería, la primera imagen que nos viene a la mente es un galpón de chapa con estanterías para pallets y cajas. Se consulta entonces primero a alguien que construya el galpón y, ni bien la empresa constructora ponga el cartel en el terreno, comenzarán a aparecer propuestas para estantería, autoelevadores, puertas y rampas niveladoras, sistemas de seguridad, etc. etc.
Ya será tarde: la mayoría de los errores de diseño que encarecen la inversión y aumentan los costos operativos, no podrán solucionarse. En tantos años de ejercicio profesional hemos sido muchas veces testigos de pilares a distancias inadecuadas para colocar las estanterías, cámaras de pluviales en medio de pasillos, áreas de maniobra sobredimensionadas, docks de carga con alturas incorrectas y la lista sigue.
Hacerlo bien es más sencillo y económico. Primero se deben diseñar las operaciones que respondan a las necesidades del negocio. Esto da por resultado las dimensiones de las áreas funcionales, el layout de la infraestructura de almacenaje y los equipos y tecnología que se aplicarán en la operación. Existen herramientas cuantitativas y metodología para hacer todo esto sin tener que recurrir a la intuición.
Por último, se diseña el edificio que dará cabida a todos los procesos.