Varios profesionales confirman que la pandemia aceleró procesos en sus respectivas actividades. Uno de ellos es el boom del e-commerce, en el que miles de personas compran a través de los dispositivos digitales que tengan al alcance de la mano.
Esto impulsó que vuelvan a ocuparse miles de metros cuadrados en depósitos destinados para el almacenaje y distribución de los artículos de distintos rubros, como: indumentaria, electrodomésticos, dispositivos tecnológicos y accesorios de oficina, entre otros, que se comercializan a diario vía online.
Es así que desde el inicio de la pandemia, la logística atraviesa un período de expansión sin precedentes. El sector que más creció fue el de la logística para el e-commerce, el último año y medio aumentó de manera considerable el volumen de paquetes que circulan.
Para entender esta revolución alcanza con pensar que el consumidor no va al comercio, sino que lo quiere instantáneamente, en su casa o lugar de trabajo. Muy pocos de los consumidores han vuelto a las tiendas, pero más
que nada van a los showroom, es decir aquellas tiendas donde pueden ver la muestra del producto, para luego realizar la compra y coordinar la entrega a través de la página web de la empresa o de plataformas de e-commerce.
Eso obliga a las empresas a pensar dónde guardan la mercadería, cómo la preparan y cómo la entregan en el menor tiempo posible. Uno de los mayores desafíos para las compañías de logística de paquetes es cumplir en tiempo y forma con las entregas pactadas vía remota entre clientes y quienes ofrecen los productos en venta.
Para esto el almacenamiento se vuelve un eslabón clave en la cadena logística. Los espacios de almacenamiento hacen posible el manejo temporal de mercancía y permiten regular el flujo de estas y los depósitos especializados permiten que el flujo de paquetes sea más cuidado y eficiente.
Dependiendo de su rubro de negocios, las empresas pueden requerir distintos tipos de almacenamiento. Existen almacenes generales para el acopio de todo tipo de mercancía; los especializados que, de acuerdo a determinadas certificaciones o permisos, pueden guardar o movilizar productos específicos; y aquellos pensados para cierto tipo de mercadería que requiere un flujo individualizado.
El diseño especializado de espacios de almacenamiento permite preservar los productos sin daños, maltratos o deformaciones causadas por la acumulación, el movimiento y el tiempo que pasan en el depósito.
Además los espacios destinados para la maniobra se encuentran mejor distribuidos y acondicionados para favorecer el orden adecuado y rutas más eficientes.